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MADRE - ENCINTA (SONETO)

¡Y qué de corazones mana el cielo!

como lluvia finísima de estrellas,

ramo purísimo, vivas centellas,

por la Gracia otorgados a tu anhelo.

 

Por la Gracia escogido el terciopelo

de tu vientre de seda y rosas bellas,

rojas como la sangre que destellas

en las noches insomnes del desvelo.

 

Blancas como la espera en el reposo

que te hace quebradiza y de algodones,

y te fragmenta a veces tu apostura,

 

y a un tiempo fortalece, generoso,

el maná de la vida con los dones

de tu gracia, tu estado y tu cintura.

 

Deogracias González