Era duro, pero mas duro era dormir en el suelo
aquel viejo catre de madera, con cuatro patas
en forma de equis, que se cerraban y recogía
trenzado con cuerdas un poco gruesas, sobre
el se ponía una jelga llena de paja, y una almohada
de paja tambíen, hermosa cama si hay sueño...
Lo conocimos los pequeños, yo lo usé, era
un lujo reservado solo para los pobres, y duró
mucho tiempo, te acostumbras y se duerme bien
después cuando se pudo, se cambió la paja
de la jelga, por trozos de recortes de espuma
algo mas blando, era todo un lujo, duró años
hasta que llegó el somier de cuatro patas, de hierro
era como tela metálica gruesa, estirada por unos
muelles, que cedían al tener peso, y el famoso
colchón de espuma, este de una pieza
así pasaron los años, de amor y de tristezas
bueno tambíen había por ahí alguna alegría
suelta y algunas risas infantiles en la mesa...
Bueno, yo usé este confór durante años
y no me arrepiento, no había otra cosa para
los pobres, pero se dormía mas que ahora...
LLegó la revolución industrial, y con ella
el colchón, Pikolín por cierto, decían ¡ A mi
plín, yo duermo en Pikolín ! El que podía
el que no, en otra marca mas barata, el caso
es que el descanso cambió, en adelante
el canapé, el somier articulado, el colchón
de muelles, viscoelástico,de latéx, de aire
de agua, según el bolsillo...Si volviésemos
a lo de antes...Ese viejo catre, hoy no
lo conoce nadie, pero era mejor que
dormir en el suelo...