No abandonas cuando el camino se tuerce.
Tu afecto descongela el hielo de mi corazón.
Abrazo mudo que lo dice todo.
Dejas que el rencor se vaya por la ventana del olvido.
Tierra no contaminada y lluvia de primavera,
que hace posible que el amor de frutos.
Descubres la salida en cada encrucijada.
Maldigo errores y fallos repetidos en mi agenda,
barro que se ha ido cociendo a la intemperie.
Como en la parábola del Hijo Prodigo,
haces fiesta cada vez que regreso.