Es el roce del calor
que aturde tus deseos,
es una llama siniestra
que llama a lo prohibido.
Te has llevado todo:
aquella luz que iluminó
tras la ventana al mundo,
al placer que pidió clemencia,
y a un compartido respiro
tras indomables besos.
Esta flor espera tu esencia,
resguarda al rocío que
alivia al fuego de tu calor
y lo que tus manos toquen.
No podrás moverte, ni verás
por donde te llega el placer.
Seré a quien acuses por
haberte abandonado
solamente por un segundo.