La tesitura de sus labios perlados
generaba tormentas en mi interior,
sabiendo que eran cïelos combinados
se acomodaban suavemente en fulgor
del paraíso interno de sol radiante
que ardía como saeta en llamarada
cuasi buscando el punto central amante
creciente de naturaleza dorada.
Fueron millones de noches en silencio
melodioso, sinfónica de reencuentros
...