Un día me embarqué a tu lado,
solía ser un pasajero más,
hasta que fui un copiloto que amaba viajar.
Más cuando tu indiferencia
felicitaba mis vagos argumentos,
decreté dibujar y dirigir la ruta -no hay elección.
Desvelos, secretos que lastiman,
diálogos truncados -reeditados;
engranajes atascados, insolventes...
Aún habitan lágrimas axiomáticas
conservadas en mi silencio,
en este silencio que seguirá siendo
exclusivamente parte del acto final.
Autor: Lilia Quituisaca-Samaniego