¡Te amo Mujer!
Te amo Mujer porque tu nombre y el mío
son una sola extensión del pensamiento,
y tiene cada uno, uno su historia, su sino,
su trino y las manecillas de su tiempo.
Cada uno, y juntos son palabras y poemas…
Poemas hechos con la justa medida de sus versos.
Te amo Mujer, porque cuando te abrazo y me abrazas
hay dos brasas encendidas de amor cierto;
y al encuentro de tus ojos con los míos, somos lumbre y fuego
para llenar de calidez la envoltura nupcial de nuestro lecho.
Porque en las cercanías de tus ojos y los míos
contemplamos oceánicas constelaciones, y valles y montañas
y árboles inmensos; halcones errabundos y palomas sin encierro,
y un cardúmen de peces somnolientos
y todo el ancho y el color del firmamento.
Porque se funden con ellos nuestros miedos
y derribamos, con los ojos, las murallas del silencio,
las soledades de los puertos; el bullicio y los tormentos.
Cuando se miran, nuestros ojos…
vemos incrustadas melodías con que vibra el universo.
Te amo Mujer cuando te beso
y hay dos bocas que alambican ambrosías;
que salpican con sustancias de alegrías
el intenso preludio de los cuerpos.
Te amo Mujer porque en estos besos transmutados
no hay fronteras, ni límites, ni deudos.
Y encontramos tú y yo, en nuestros besos,
el Edén; las escalas que conducen hasta el cielo.
Te amo Mujer, cuando me hablas, cuando me escuchas
Y entiendes mi silencio.
Porque hallo en tu voz la simiente perfumada
de amor fresco.
Te amo Mujer, amada mía
desde los dedos, hasta tu sangre y la blancura de tus huesos,
hasta los pliegues consagrados de tu piel,
hasta tu sexo y las fibras escondidas de tu alma y del cerebro.
Porque allí pernocto cual labriego, con acordes de guitarra
Y las notas bordadas de un arpegio.
Te amo Mujer, por tantas cosas
y porque juntos somos universo.
Racsonando ando.