MI NIETO.
Contemplo a mi nieto, el primero,
arrollando todo en su correr,
y lanzando con fuerza la pelota
vence un imaginario guardameta.
Para él la casa es un gran patio
en que adornos, floreros y jarrones
son fieles y fanáticos espectadores
que celebran haciéndose pedazos.
Y sobre el ruido que hacen al quebrarse,
su grito eufórico se eleva
y al máximo inflados sus pulmones
expresa jubiloso- ¡que golazo!
Y yo contemplando los destrozos
de los rotos objetos del recuerdo,
me llamo a calma y con resignación
le grito voz en cuello- !arriba mi campeón!
Cuando ya llega la noche
y nos vamos a dormir
él me busca en protección
y los dos junto a la Virgen… hacemos oración.