Luna, verso de plata y caminante;
oh majestuosidad de los secretos,
que dejas deslumbrarse en tu menguante,
ya nupcial de crepúsculos inquietos.
Anduvimos algunas veces juntos
tristes, muy tristes; entre los sollozos
que caen de los cielos hoy difuntos.
Y fui triste cual pena de mil mozos.
Luna! pareces en la tarde ausente,
yo recuerdo al mirar tus esplendores;
que en el azul tu amanecer no miente.
Fragancia de un amanecer de amores.
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David John Morales Arriola