Ella confundió amor
con el romance de una marcha, de la mano,
bajo la lluvia y a la orilla del Ródano
Él confundió amor
con la lujuria de una noche de copas
sin importar caras, datas, relojes o calendarios
Ella asumió que el amor
es aferrarse al borde de una cuna
maldiciendo un momento
reclamando lo no pactado
amalayando lo entregado
avergonzada por lo gozado
El reclamó que el amor
debía ser
respetar su libertad,
su instinto de reproductividad
Ambos olvidaron
entre las percudidas sábanas
de aquel motel de paso
un manojo de luz excelsa
que al precipitarse cual centella
oclusionó los cóncavos de sus piernas
e impuso a ambos la tarea primordial de la naturaleza
Ambos pretendieron jugar al amor
y la naturaleza jugó con ellos…
a esta no le importan tus noches de sueños
de planes para casarte,
de colores o de aromas
ni del sabor de los besos,
ni de los ojos los reflejos
¡a la naturaleza solo le importa!
que un espermatozoide alcance
a horadar la pulcritud del óvulo
que virginal se precipita
para con la magia de la concepción
asegurar que la especie tenga vida