Demasiado, demasiado, demasiado...
Demasiado no es un número concreto
en el vector donde ordenamos los sucesos.
No son veces que recuerde un contador
no son las saetas de un cronómetro
que acusen o roben fracciones de vida.
Demasiado es invisible y silencioso
y no sigue ningún tipo de ley lógica.
¿Quizás sea un cambio?¿Un desnivel?
¡Pero no se le puede oir acercarse!
Ni ver, ni oler, ni percibir;
ni sentir ese calor
de antes de que te toquen
los labios
los dedos
los recuerdos
las miradas-bomba
la desazón
los frigoríficos
los cubos de rubik
los incendios dorsales
los cuerpos
la muerte;
en la espalda desnuda
a merced de los espasmos.
¡No es justo!
Pero tampoco nadie ha dicho
que fuera a serlo.
¡No es justo!
Ni tu podrías decir,
cual fue
el segundo exacto,
en el que fue
demasiado
tarde.