Hay la cantarera de mi casa
que agua tan fresquíta hacia
con sus cantaros de barro
que llenaba todos los días
sitio fresco de la casa, donde
se guardaba lo del día
no había frigorífico sino
una humilde alacena
se salía a comprar a diarío
si no se echaba a perder
la comida, el pan tambíen
cada día pasaba por la puerta
las cosa eran sencillas
vivir una maravilla
se cantaba y se reía
había paz en el corazón
y en el alma alegría
de golpe la vida cambió
dicen que a mejor
yo lo dudaría...