A veces el miedo se esconde
entre las cortinas
que adornan
los aires de superioridad
de los que se creen
el ombligo del universo
mientras
que los viejos espejos colgados
en las paredes
de un retiro voluntario
se ríen
de su prepotencia y le devuelven
el rostro
en tres dimensiones
de una mosca con gafas a punto
de ser atrapada
por una araña
de dientes afilados y panza regordeta.