Cada noche duermo añorando…
Los suspiros rotos
que salen
a borbotones de la boca
de tu corazón
convertidos en pequeñas
hormigas
que suben clandestinamente
por los muslos
del viento y se pierden
en el vientre
plateado de un beso eterno.
Cada noche duermo añorando…
El olor a melocotón de tu piel.