Mis poemas pueden perfectamente no conducir a ninguna lado:
\"¡Las risas de este libro son falsas!\", dirán mis detractóres \"
Mis lágrimas, artificiales!\"
\"En vez de suspirar, en estas páginas uno se duerme\"
\"Pataléa como un niño de pecho\"
\"El autor se da a entender a estornudos\"
Conforme: os invito a quemar vuestras naves,
Como los Fenicios, pretendo formar mi propio alfabeto.
\"¿A qué molestar al público entonces?
se preguntarán los amigos lectores:
\"Si el propio autor comienza por desprestigiar sus escritos,
\"¡Qué podrá esperarse de ellos!\"
!Cuidado! yo no desprestigio nada
O mejor dicho, yo expongo mi punto de vista,
Simplemente me vanaglorio de mis limitaciones.
Pongo mis creaciones por las nubes.
Los pájaros de Aristófanes,
enterraban en sus propias cabezas los cadáveres de sus padres.
(Cada pájaro era un verdadero cementerio volante)
A mi modo de ver...
ha llegado la hora de modernizar esta ceremonia,
¡Y yo entierro mis plumas en la cabeza de mis amigos lectores!
P.M Pedro Monroy Gemio