El cielo que baña tus pupilas
con la luz que las formó
vuela sin mirarte como
vuela sin mirarme.
Leer un sinsentido es caer
con la locura en el abismo
de un ayer que toca al hoy
como el inicio de un olvido.
La prudencia aprende a esperar
de lo que aún calla,
aguarda sin fe en el delirio,
percibe y siente en uno mismo.
Pensar sin cielo no es tormenta,
más bien diluvio bajo el nunca
que nubla y crea lo que enmascara
y vive y muere sin mirarte.