Reproche de uno mismo.
Te vas y yo de arrogante que no me detengo a detenerte,
aunque, tu ausencia me duela, aunque tu ausencia me hiera,
y mientras tanto un viento de soledades golpea mi rostro,
sin que yo me detenga a detenerte, sin que yo me retracte
del insulto último que blasfemé en tu contra,
aunque la palabra que mi boca dice la refute mi alma.
Soy esto que vez y serlo me destruye el alma.
Te vas sin que me detenga a decirte las cosas
que el hombre debe decir mas a menudo, aunque ya no se digan.
Esas cosas que olvido el siglo. .
como regalar rosas y decir \"te quiero\" no con la boca.
Te vas y yo extrañare tus ojos y tu sonrisa y tus besos,
sin embargo yo no muevo un dedo por detenerte.