Tengo que admitir,
al entrar el salón me cautivó
y mis ojos la seguían
aun sin parpadear
Hizo de repente un gesto,
la coquetería de muchachas,
miradas de soslayo, y
una sonrisa de invitación
La acerqué con aprensión
a pedir el próximo baile,
la canción lenta y romántico
y por su mirada supe
que en mis brazos quedaría
para todos los bailes de la vida,
tanta felicidad me brindó aquel encuentro,
la canción y la mirada