A sido así nomás que me largué a
encontrar lo que venga...
De la nada hago ecos
Del aire brotan versos como la
Flor del aire
Del sufrimiento tendré
una ventana que se abrió... yo
pude ver sus cortinas blancas manchadas
derramándose en el viento que colaba...
Yo pude mirar dentro como
a otros cuerpos se amarraba.
De paredes y cielos acomodo
una almohada perfumada.
No sé, no sé de donde se maduran
ciertas tribus de palabras. No sé, no sé como
a ciertas flores les crecen alas.
No sé, no sé de ritmos ni
prendas culturales en este
bruto cuerpo solo se de soledades:
De mi roca golpeada la arena
cae desde el alma volcada...
Un trepar de zarcillos a las lágrimas
Un tropel de furiosas carcajadas.
No sé, no sé del que dirán
no soy vidriera, si
hasta ya dejo manuscritos olvidados
al patio con alero
en abiertos cuadernos oxidados:
de qué importan sino
la humedad a los ojos... de que
países ordinarios han viajado las urgencias
de incrustar convenientemente la fina arena
en el pecho acurrucada.