¡Ay amor!…
cantan mis manos desmadejadas
cuando cual palomas heridas
reptan entre las playas de tu piel amada
y dos gritos obscenos
se enredan en tu pelo que los calla
porque entre gemidos tiernos
bebemos el elíxir de tu boca
y ebrios quedamos plenos.
¡Ay amor!…
gimen tus piernas de alabastro
mientras mi boca se alza
para sonreírle al techo, infausto
entre el mar de sargazos
que alguna vez fueron sábanas
y ahora son horcas para fracasos
en el grito de dos bocas vanas
de sonido y plenas de ocasos
Hay amor…
Cantarán las odas de juglares
besos que caminen tus lugares
recónditos y lascivos
y salpicados (un poco) de dolor
hay amor… ¡ay amor!… hay amor.