Ha pasado mucho desde aquella noche en la que partiste
Desde aquel momento en el que decidiste ponerle a lo nuestro un punto final.
Y si, te odie. Odie que te haya sido fácil volver a empezar,
todas esas veces en que tuve que leerles un “te amo”.
Odie haber tenido que obligarme a sentir
mientras otras manos desgarraban a pedazos lo poco que me habías dejado.
Y detrás de una pantalla te había llorado
Y al mundo le dibujaba una de mis falsas sonrisas
Tapando con mentiras mi alma destrozada y dolida.
Y dolía verte sonreír. Verte seguir como si nada
Y claro que aun duele, pero ya no como antes.
Es que no tuve que imaginarte en sus brazos
Si quiera dibujarme en la mente la sucia postal de sus cuerpos desnudos, no.
Por que no les basto ensuciar mi cama, desgarrar las sabanas
Las mismas que se enredaban a nuestros cuerpos
Que agitados y mojados caían sobre ellas y las mojaban.
No fue suficiente hacerlo con ella mientras nuestras fotos decoraban la habitación,
Y sus gritos golpeaban cada una de mis cosas en ese cuarto
mientras llenabas de “te quiero” de mentiras mi casilla de mensajes
Al mismo tiempo que la mirabas con una enorme sonrisa.
Dolió y duele cada vez que mi memoria se le ocurre jugármela sucio.
Duele cuando trae a mi mente una y otra vez esas malditas fotos
Fotografías que hasta orgullosos muestran al mundo entero.
Si ni siquiera te basto destrozarme,
Tenías que darme el tiro de gracia con esa imagen
Con esa maldita ilustración de sus cuerpos desnudos amándose
Nada te importo a ti cuando diste “ENTER”
Y me convertiste en el hazme reír
De una sociedad machista que cataloga de “vivo”
a ese tipo de individuo que me había hecho sufrir.