Barnizo todas las noches a mi alma
con aquellos amigos perdidos,
con los amores extraviados,
los cigarros consumidos por la pena,
el alcohol evaporando en mis venas;
barniz que protege mi carcasa de fino hilo;
barniz rebajado con sueños guagiros,
ideas jamás consumadas,
éxitos y fracasos entreversados,
como piernas tras el sexo de seres no enamorados.
Mañana puede que llueva,
quizás deba darle una capa más.
Debo evitar las goteras,
el alma húmeda se tiende a hinchar.