Llegas vaporosa a mi poesía
con tu aroma sutil y delicado,
a veces te recuestas a mi lado
y pareces un ser de fantasía.
Muere la ensoñación llegando el día
cuando la última estrella se ha apagado
y lo real da un golpe despiadado.
Sólo queda tu dulce melodía
y estos versos que tratan vanamente
de encontrarte por donde no te encuentras,
de esperarte por donde jamás entras.
Tal vez, quizás, sería coherente
censurar el soneto y sin engaño
olvidar, olvidar. Pero te extraño.
Derechos reservados por Ruben Maldonado.