Yo la amaba con locura, como la amo hoy
Había pintado sus labios en el muro de mi alma
Había sentido el sabor del carmín de su boca
En mis sueños, había sido sólo mía.
Cuantas noches en mis sueños la besé
Sentí la calidez de sus carnosos labios
Como manjares que Dios me regalaba
Disfruté del sabor del néctar de su ser.
Cuántos poemas escribí? No recuerdo
Pero en ellos mi corazón alborotado se complacía
Describiendo la ternura de su mirada
Saboreaba la dulzura de sus ansiados besos.
Cuando de lejos su bello rostro admiraba
Encandilado me decía ¡Qué bella es Dios mío!
Sus ojos dos juguetones luceros
Su boca el cráter de un volcán de amor
Era una tarde diferente, indecisa
Los árboles entumecidos quizás gritaban
Y lo pájaros habían olvidado sus nidos
Gritaba algún grillo que quizás estaba perdido
Me había vestido de fiesta
Estaba primoroso y perfumado
Era el día de mi primer beso
Estaba feliz aunque nervioso
Una rosa blanca y un clavel rojo
Llevaba como símbolos de pureza y amor
Que demostraría la ternura y el calor
Por tanto tiempo guardado.
Cual sería mi tristeza
Pues precisamente esa tarde partía
A París donde ella estudiaría
En alguna universidad francesa.
Sólo atiné a levantar el brazo
Con el clavel y la rosa
Y con el alma desastrosa
Las lágrimas ahogaron mi ansiado beso.
Desde entonces guardo en el alma
El candor y la ternura
De lo que iba a ser mi primer beso
De ése beso soñado que nunca le di.
Lima/7 /8/17