Bolívar Delgado Arce

ASCENSIÓN  

 

Y tras la súbita quebrada de andesita
asomábase la corona venerable,
los metales, los fuegos y tambores
históricos de gestas resonaban,
paso lento, cansino y debilitándose
fui atrás dejando luengos valles,
iba bebiendo el etéreo misterio
donde solo reina el ventisquero.
Las arenas ígneas, remotas, revueltas
rocas calcinadas de colores,
mi bota aplastaba bajo la nevada que caía
y la altura crecía en mí en instantes
y lo eterno estaba cerca y más cerca;
nubarrones congelados histéricamente circundantes
corrían a veces mostrando lo impactante
las laderas, picachos, farallones y paredes
cubiertas de gruesos mantos de hielo,
vencida la retina de mirar al viejo
al hollado Chimborazo magnífico y excelso
que mudo sepulta sus bases con fiereza;
mi huella va quedando en la nieve
se extiende por sus faldas mi saludo
se quiebra en el hielo y el metálico frío
cuando grito febriles deseos patrios,
para Chile, Argentina, Nicaragua
para Honduras y el Salvador... saludo fraterno
que olvidó gritarlo Bolívar.

Coloso ecuatoriano, antorcha americana
por qué caen horas frías en tu frente?
por qué si me refugio siento tu hálito helado?;
y cuando hollan tu elevada cabeza
los pies de intrépidos viajeros
caen huellas de años americanos y de vértigo?,
te importan los caminos que llevan y traen
pasos, por tus plantas y dominios?

Caen las horas arrastrándose en tus riscos,
y cae mi admiración en la nieve de tus plantas
cual helado sol que gota a gota
se sepulta en tus entrañas de patriarca;
y dejando de emoción a mi espíritu repleto
vas quedando arriba otra vez egregio viejo,
mis ojos de llanto cubiertos, al recuerdo ya
de los glaciares pasos que a ti te pertenecen,
donde la altura puso eternas mortajas
que al tiempo dan su grito desafiante,
que clama su eternidad que sin rivales
te dio tu celestial, tu padre el tiempo.
Chimborazo, enmarca para siempre
tu excelsitud nevada en mi memoria.


                               Bolívar Delgado Arce