Los días ya no son los mismos… (Desde el día en que partió)
Ya no titilan suspiros…
Y el sabor de sus besos… (Quedaron guardados)
En esa esquina de ensueño…
Donde cada mañana con el aroma a deseo…
Me levanto con la confianza…de que algún día,
Si Dios quiere… volverla a ver de nuevo.
Y guardo su recuerdo…
En los más profundo de mis pensamientos,
Y el cielo me pregunta:
Tu espera prolongada tendrá algún provecho?
Le respondo:
Por tenerla de nuevo…
Escribiría su nombre por todito el universo,
En cada estrella fugaz… pondría una pancarta estelar
Con el nombre de ella…
Y los astros me preguntarían,
¿Quién es aquella chica?…que hasta el sol la reverencia…
Y la luna y las estrellas alaban su belleza?...
Es el amor de mi vida… por ella daría lo que fuera.
La luna y la estrella sentían su presencia
y yo me perdía cada vez más en su memoria;
La sentía tan distante pero cercana su herencia
que me hacía música al oído su historia.
Como daría para que la noche me la retornara,
intentar algo mínimo para que este recuerdo
se hiciera ese ayer que a mi vida la rodeaba,
La divinidad de ese amor tan puro me acercaba.
Tengo que reconocerle al tiempo esta lujuria
de ahogarme todas las noches con este embeleso,
sometiéndome bajo el encanto repetido de la luna,
a suspirar bajo su sombra plateada pasado sueño.
Me pierdo y admito que no podré jamás definirlo,
porque mi amada fue lo que materialicé por quererlo;
pero a pesar de haberla en mis brazos tenido
a su destello, ahora solo me dedico
a ser del ayer, su dueño.
El cielo enmudece…
Y yo…me pierdo en un mar de anhelos…
Donde ella es mi princesa perdida,
Y yo solo… el guardián de sus sueños.