Llegué hasta el mar
en el ocaso de la tarde,
a pisar su orilla de arena dorada
y espuma blanca.
Un mar de serenidad ante mí
iluminado por la exagerada luna llena
redonda, brillante,
soberana de la noche
de agosto,
dejándo caer sus hilos de plata
como cortinas lisas de luz
sobre las olas calmas,
como espejos del mar.
Destellos de inspiración
en cuantos corazones
de agua salada,
tendidos en la playa.
Esplendor poético al vaivén
y ritmo lento del oleaje..
luz plateada abrazada a las olas rizadas.
Agradable es ver la hermosura
del bello atardecer oscureciendo
una coral de estrellas
se acerca a acompañar
a la blancura brillante
reflejada en el agua de la mar...
7-8-2017
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