Lo esencial es invisible a los ojos.
Antoine de Saint-Exupéry.
El Principito
Si me pides que defina lo invisible
tendría que, ahora mismo, guiñar
los ojos hasta que solo me quede
un suspiro de vista y mirar hacia
dentro.
Lo invisible, ¡Sí, lo estoy viendo!
parece ser un pequeño quejido
del miocardio, suficiente para que
la sangre mensajera haga llegar
la sustancia a todos los rincones
del alma, alma que espera.
Sedienta.
Veo también, ¡además con nitidez
palmaria! que lo invisible está
ahíto de silencio, un silencio que
le da cobijo, arrullándolo.
En la Noche.
Lo invisible es todo aquello que
rechaza la luz que nos sirve para
ver, y que, una vez en las tinieblas
de lo íntimo, de lo cavernario, se
declara luciérnaga que inunda de
verdad todo su cielo.
Lo invisible se disuelve para
revelarse en el anonimato de un
abrir y cerrar de ojos.
Nunca un vacío había llenado tanto...