a veces creemos
que responder agresión con agresión
nos hace fuertes,
ingenuamente no nos damos cuenta:
que con este comportamiento,
estamos dejando al descubierto
una gran debilidad emocional.
Tambien puede encontrarse placer
en los diálogos pacíficos,
si aprendemos a ver en el otro
a un bello ser,
que sin saberlo pide a gritos:
que alguien le tienda la mano
para evitar ofender,
aun teniendo razones para hacerlo,
porque anhela volverse un experto
en el valioso arte de vivir.
CAR-MAR( 7-VIII-17)