Alfredo Daniel Lopez

Prosa: Una carta y una traiciĆ³n

Prosa: Una carta y una traición.


...

 

Era un hermoso amanecer, el agua azul cristalina y el sol ocultándose poco a poco sobre el mar presagiaban una noche perfecta. Vivía en el puerto y la luna y la brisa marina siempre eran mis compañeras.

 

Todo hubiera sido perfecto esa noche, de no ser por encontrar al entrar a casa de vuelta del trabajo, sobre la mesa del recibor del salón de caoba encharolada; un sobre blanco, fino, macuo, inerte, con sólo escrito en el mi nombre en tinta china: \"Alfredo Daniel López\".
Me detuve un momento frente a aquel blanco e inmaculado sobre que había frente a mí. Aún con la gabardina en una mano y el maletín en la otro, contemplaba impávido ese misterioso sobre.

 

¿Dónde estaba Janet?, que había pasado de mi dulce esposa, que hasta hace \"dos días\", corría con pasión y fuego a enredarse entre mis brazos y atiborrarme de besos.
La casa estaba lúgubre, silenciosa y sin vida; tan sólo estábamos la carta y yo.

 

Esperé una eternidad para dejar la gabardina en el perchero y el maletín sobre el escritorio como cada noche, parecia que no deseaba saber que pasaba, era una extraña sensación que como un sudor frío recorrió todo mi espina dorsal haciendome tiritar, mientras solo atine a mojarme levemente los labios queriendo recrearme y reforzar mi espera, al recordar el dulce sabor a carmín que de la boca de Yanet siempre deseaba sentir.

 

Luego me prepare para lo incierto, por un momento me sentí como Acrisio, esperando que Perseo le clavase su disco de metal en la cabeza y así cumpliese con su triste oráculo de Delfos, nadie está a salvo del destino ni los dioses, y el mío, mi destino quedó sellado aquella tarde de domingo, que a las afueras de la Catedral de la Almudena en Sevilla, una gitana leyó mi mano y dijo: \"conocerás el amor y serás muy feliz, pero cuando más feliz seas, cuando sientas que tocas el cielo... te quedarás sólo, por siempre sólo\", ese era mi destino y a los 20 años la malvada gitana su oráculo en mi derramó: \"te quedarás sólo al final del camino, siempre sólo\".

 

Todo resultaba extraño, no percibia ni una pizca del olor al Chanell que Yanet siempre se ponía, aún en casa siempre era coqueta y usaba un vestido ceñido, con un escote prominente que dejaba ver, ya no la comisura de sus senos, sino buena parte de ellos, que se escapaban al encaje de sus sujetadores. De mediana estatura pero con una presencia arrolladora, con un andar seductor y sensual... y una loba insaciable en la cama, mi Yanet era una mujer especial, quizás única en su género y yo era un afortunado por tenerla para mí. Me extraño ni oír el traqueteo de sus pasos caminando con sus sapatos con tacos de aguja, que estando aún en casa le agradaba llevar puestos... y esos ojos color azul cielo, que a mi me volvían loco, como pensar que ya no los iba a volver a mirar. Cuantas veces me deslumbro con la fuerza de los destellos de sus pupilas y como me enamorada aquello.

 

No había en la casa nada de nada, tan solo un hogar vacío. Espere una eternidad pegado al teléfono, aguardando la llamada de Yanet; pero ésta nunca llego, ni siquiero tuvo la delicadeza, de dejar un mísero mensaje en el contestador, así hubiera hecho menos trágica mi agonía.
Tan sólo quedaba como único ser vivo, aquella famelica carta que no me dejaba de mirar, hasta parecía reirse de mí.

 

Hacía sólo dos noches, que nos habíamos enfrascado Yanet y yo, como guerreros sedientos de sangre, en la lucha infinita por devorarnos vivos, en una lid de sexo lleno de besos, abrazos y caricias, eso era lo más desconcertante, había pasado hacía dos noches y no paro entre palabras entrecortadas, decir una y mil veces \"Te amo Alfredo\", mientras su cuerpo se extremecia de placer. Nunca pensé que fuera \"el sexo del adiós\".

 

Por fin tome el valor suficiente como para coger el sobre blanco, y con sumo cuidado como si del cáliz de la sangre de Cristo se tratase, lo trasladé desde el mueble donde estaba depositado hasta el amplio salón, aquél donde miles de veces, habíamos disfrutado del amor Janet y yo. No había un sólo mueble de aquél salón donde ella y yo no hubiésemos retosado, acabando extasiados después de \"hacer el amor\".
Me senté en mi sofá pefrerido, estuve abanicandome la cara con el sobre, mientras hacía mil y una conjetura sobre el contenido del mismo.

 

Al final después de casí una hora sentado, me arme de valor y coguiendo el abre plumas, empecé a sesgar la parte superior de la casí raquítica carta.
Lentamente desplegue el papel blanco que contenía el sobre, era una simple hoja DIN-A4, eso si perfectamente doblada y finamente escrita con tinta china, en ella ponía:


...

 

\"Lo siento Alfredo pero esto ya no puede continuar más. Hace un año conocí a Raúl y hace ocho meses somos amantes, créeme te quiero pero tengo de escoger; como en su día te escogí a ti, ahora lo escojo a él. A su lado me siento otra vez deseada y muy mujer. Lo siento no quiero engañarte más.
¡Que seas feliz!\"

-- \"En la mesita de noche al lado del lugar dónde solía dormir, está el anillo de compromiso, mi ropa ya me la lleve toda\".

--\" Los papeles del divorcio están en el despacho de mi amiga Carmen.
No me busques por favor no te humildes, que deseo recordarte impetuoso y elegante como siempre.
¡¡Adiós hasta nunca Alfredo!!

Janet.\"


...

 

Me parece que sufrí un ataque de catalepsia, ya que estuve en la misma posición durante casí dos horas sin mover un sólo músculo del cuerpo... se hizo muy de noche. Cogí del bar un Wisky Red Label etiqueta Roja, me serví un trago doble y pensé:
¿Dónde se habían ido los 10 años de matrimonio?, ¿Dónde quedaron nuestros sueños e ilusones de ser felices siempre y recorrer el mundo? ¿Dónde quedaron esas apoteósicas fiesta de fin de año, que ofrecíamos a los amigos y dónde siempre nos elegían la pareja del año? ¿Dónde fueron a parar esos besos de fuego infinito, susurrados con mil \'te quiero\'?
¿Qué fue de nosotros?, y en qué me equivoque si eras el centro de mi mundo, y yo vivía sólo para ti. Sin ti no hay vida, no tengo futuro y mi universo se contrae hasta casí desaparecer... y yo desaparezco con el.

 

¿Qué fue de tu juramento de amor eterno?, me ptegunté: realmente me amo alguna vez, o es que les gustaba que la idolatrara, que le dijera siempre, que era el hombre más afortunado de la tierra por tenerla a mi lado.
¿Se canso de mí? ¿Se ve qué encontró otro ser, que la hacía sentir lo que dice que yo no podía?; tal vez la mimó más ¿? o sólo la hizo sentir como mujer \"una Cleopatra\", y le puse el mundo a sus pies -- cosa que yo hice muchas vecez--, o quizás desaba sentirse irresistible y romper con el presente, por ese enorme poder de seducción que tenía, era toda una Helena de Troya, y podía coger loco al hombre que quisiera, dónde quisiera y cuándo quisiera, así era ella... pero pensé que eso acabo cuando nos dimos el \"Sí quiero\".

 

Ya han pasado otros cinco largos años desde que me dejo, y leo como si de un ritual se tratase, la susodicha carta cada noche que vuelvo a casa, me siento un huevo huero, una flor sin pétalos a punto de expirar, pero me mantengo vivo, aferrandome con uñas y dientes a la esperanza, haciendome las mismas preguntas día a día, para terminar ahogado en un mar de lágrimas sin sentido.

 

¡Janet por qué te fuiste! ¡Janet por qué no vuelves!; Janet sin ti solo soy un cuerpo sin alma ni corazón, una sombra que vaga por esta vida sin encontrar la luz, castigado no se porque pecado cometido... te suplico tu perdón ¡pero vuelve ya por Dios!

 

A veces pienso y siento que esta espera por ti es vana, que jamás de ti brotará el noble gesto que me resucite del averno, ese milagro no llegará. Sólo espero la hora de acabar con este sufrimiento, pero soy cobarde, y sigo esperando tu regreso... y por no me meto aún eso tiro piadoso en medio de la cien y acabo con esta \"puta vida de una buena vez\".

 

Como quisiera oriarte por tu traición, así por lo menos tendría un clavo ardiendo al que agarrame; porque el rencor hiere menos que el olvido, pero no puedo, soy tu perro faldero y a la espera de tu no regreso, moriré sin que nadie sepa nunca \"lo mucho que te quiero\".


...

Un beso y una flor
Alfredo Daniel López

08 - 08 - 2017

Granollers - España