Todo era perfecto cuando mis ojos la miraban,
cuando en ellos se reflejaban el amor y el dolor al mismo tiempo,
cuando dejaban atrás los miedos y, en busca del destino, me abrazaban.
Todo era perfecto cuando mis ojos la miraban,
y apreciaban el cantar de su mirada,
cuando rugía en destellos con su enfado,
y reían con gracia en su alegría.
Todo era perfecto cuando mis ojos la miraban.