Paranoia, bendita paranoia
con camisa de fuerza,
que el pánico no teme y lo refuerza
como picando trozos de cebolla.
En el piso de vidrio y cruel ampolla,
dulce tranquilidad: todo a inversa;
es la electricidad al alma tersa
por taquicardia fúnebre que abolla.
Bendita es mi demencia,
barriendo mis difuntas, mis neuronas
¡locura magistral....!
Hablando loco, loco de elocuencia,
voy caminando por perdidas zonas
voy para el hospital.