Por que eres mi cómplice
en mis momentos de locura,
por que eres mi doctor
en mis momentos de dolor.
Por que eres mi silenciosa compañía,
por que compartes mis tristezas y alegrías,
por que me recuerdas quien soy...
Por que me recuerdas a donde voy.
Por que me enseñaste a confiar,
a compartir, a ser paciente, a sonreír...
Por que me enseñaste a vivir sin complicaciones,
por que confiaste en mí sin condiciones.
Por tu llanto en mi hombro,
por el tiempo compartido,
por asegurarme una amistad más fuerte,
que la distancia que a veces nos separa.
Por que a pesar de mis complejos,
mi pésimo sentido del humor,
y todos mis defectos,
me aceptas tal cual soy.
Por las cosas que nos pasan
cuando estamos juntos,
por nuestros comentarios incoherentes,
o nuestras palabras imprudentes.
Por que son esos pequeños detalles
que me das día con día,
los que me hacen sonreír,
los que dan sentido a mi vida.
Doy gracias por toparme con tu camino,
por que conocí a un ángel
que siempre esta conmigo... Tú.
Gracias, amigo.