Su cara denota tristeza
como la luna eclipsada
sonreír es una proeza
aunque está enamorada.
El mar la tiene drogada
por ocultar su belleza
sus ojos en la alborada
resplandecen de terneza.
Cuando la alegría desborda
ella tras las cortinas
sus serios párpados borda
con cintas de serpentinas.
El amor llegó silencioso
como sombra al atardecer
precisa en decoroso
su actuar al desfallecer.
Él sus manos tomó
con su mirada encantada
ella no se incomodó
sintiéndose esclavisada