Como una tentación para mi boca
la tuya se presenta inevitable,
romántica, graciosa y adorable,
y tan distante a mí, que ni me toca.
Para el beso me cita y me convoca
esa actitud remisa inviolable;
me pareces, prohibida y deseable,
de hierbabuena, menta o malvaloca.
¡Qué sensación de boca entrelazada!,
de beso entretenido y recreado,
recorre el breve espacio hasta tus labios…
Como corriente fluye desbocada
por un presente largo y deseado
para inventar, amor, los besos sabios.
Deogracias González