I
Amalgama de fragmentos
me saturan la memoria.
Son instantes
que emergen turbulentos,
retazos de mi historia
reiterantes,
como lluvia de espejos
que en brillantes añicos
sobre el suelo
se esparcen, y sus reflejos
parecen como abanicos
de mi duelo
II
Hay momentos que perviven
a lo largo de los años.
En la mente
se cuidan y sobreviven
como tesoros en paños,
fielmente.
Y a veces, uno de ellos
brilla como espejo roto,
refulgiendo
con delicados destellos,
desde un espacio remoto
emergiendo
III
Recuerdo mi primer beso
una tarde de verano...
Olía a mar.
El ocaso en su progreso
enviaba rayos lejanos
para ambientar...
ese abrazo tan estrecho,
esa mirada cruzada
tan ufana...
mi rostro sobre su pecho
y su cara ladeada
tan cercana...