Con la estaca de palo clava el pecho
a este cuerpo inmortal, vampiro humano,
que dormido en el día luce ufano
en su gran ataúd de mármol hecho.
Si levanta la tapa, a su despecho
ve como abre los ojos un anciano
el tenaz cazador que es veterano,
allí duerme profundo, satisfecho.
¡Es mi padre, por Dios, ese vampiro!
Cómo hundirle la estaca en este instante
cuando duerme tranquilo, da un suspiro...
exhalado profundo y penetrante...
gruesa estaca clavó tras un respiro
en el pecho del cuerpo palpitante.