Faeton

El actor fracasado

o 'El cómico de la lengua'. Una comedia en verso

 

Un actor fracasado probó fortuna en Saturno
–pues aquél era el nombre del tal tugurio–
al verse rechazado en todos los antros nocturnos
que frecuentaba en noches de alcohol y humo,
y por no perder el turno cuando fue llamado,
aun cuando tenía malos presagios y peores augurios
–había empinado el codo y llevaba un gran pedo–,
se calzó el coturno como buenamente pudo,
y actuó con tal descaro,
y se movió con tal desparpajo sobre el escenario,
que al poco sufrió un sofoco provocado por el vulturno.

 

Como un tonel pesado y orondo,
así rodó por el suelo el cómico jocundo,
y aunque cayó redondo
–que ni tan siquiera incorporarse pudo–,
la función fue un éxito rotundo.

 

Una salva atronadora de aplausos rompió del graderío
y el griterío bramó por todo el teatro como un rugido;
una vez puesto en pie el gentío,
el beodo saludó al público allí reunido
–haciendo una reverencia y hasta el llanto agradecido–.

 

Aquélla era su gran noche,
su noche de tronío.
Había que celebrarlo,
¿y con qué?, pensó el muy impío.

 

Con un whisky de contrabando
que apandó a un incauto
y que se echó al coleto en el acto
como una oca del embudo tragando,
acabando borracho como una cuba.

 

Yo, que iba para rapsoda
–se dijo entre trago y trago–,
por bailar tanto rap y beber tan poca soda,
me quedé en dipsómano.
Y a mucha honra se lo digo, oiga.

 

© Óscar Bartolomé Poy. Todos los derechos reservados.