El destino puede que este escrito en las hojas
caídas de un sueño de algodón
o en las tripas de un poema en verso libre
donde las metáforas, son como ríos de sangre
desbordados por el llanto amargo
de los que nunca vieron
a los dioses omnipotentes sentados en su mesa.
Caprichoso y juguetón, puede ocultarse
en la vieja mochila que porta el loco del tarot
o en las curvas oblicuas de la línea de la vida.
Puede ser las cenizas de un fuego extinguido
o la chispa
que prenda las llamas que te eleven
a un futuro lleno de nuevas ilusiones y esperanzas.
El destino puede que este escrito…
O tenerlo que escribir tú, con el dolor y la rabia
que cada día sientes ante tantas injusticias
impuesta
por los que se creen representar a los dioses en la tierra.