BambĂș

El primer beso (Tema semanal)

Nunca hubo beso más dulce 

ni más tímido, ni más cándido,

un beso más deseado,

más terrorífico:

el beso de unos labios nunca besados,

los míos;

 

mis labios deseosos,

temerosos,

dispuestos a estrenar su suavidad,

a conocer la suavidad de los otros;

ansiosos de sentir a qué sabía

el brillante marfil de aquella preciosa algarabía

que era tu sonrisa.

 

Una brizna de hierba sujeta en tus dientes

era una corta distancia para dos bocas

mucho más corta todavía

para una boca inexperta como la mía.

Qué dulce todo...

Sonreías...

la hierba se acortaba...

Qué bello todo,

el universo conspiraba:

la tarde de verano, el río, las cañas

y aquellos espigados chopos que nos acompañarían.

 

Nunca encontraré entre mis recuerdos

uno más placentero que el que fue

aquel primer beso que tanto temía

y que a partes iguales deseaba.

No siento añoranza, no la siento,

pues aquel hecho no esconde rencores

no guarda amargos sabores,

aquel primer beso es azul,

inmenso,

como el cielo que nos cobijaba

y blanco 

como lo eran tus dientes

como lo era mi alma.

 

Aquel beso se quedó prendido entre las cañas,

entre las ramas de los chopos,

y en aquella pequeña poza 

donde el río se estancaba.

Desde el talud donde aquella tarde nos sentamos

con las piernas colgando sobre nuestro reflejo,

ya no queda apenas río

ni chopos,

apenas hay cañas, 

pero al pasar por allí sonrío

recordando aquel primer beso

que fue el dulce y carnoso deseo

de un amor con sabor a nata.

Bambú...