No hay alegría mas grande
que el amor de Dios
al abrir los ojos,
al sentir su amor,
veo en mi interior,
su llama flamante,
su espíritu consolador.
Que gran gozo poder vivir
siguiendo tus huellas,
me enamora, me renueva
delinea una sonrisa en mi alma.
Me entrego a la humanidad
con sencilla calidez,
que de ti recibo con amor
por ser tu mi creador y salvador.
Me cubro con tu santa presencia
me viste crecer, te complasiste en mi
servirte es mi pasión que brota incesante.
Dios amado mi vida es para ti
se que estas a mi lado
alimentado mis pasos
y me abrazas cuando
en sueños has llegado,
con un jubilo me recibes
entre tanta multitud
puedo ver a lo lejos
la orilla del mar.
La brisa que sopla su blanco velo
las aguas saladas bajan espumosas
muchos van llegando gozosos
al paraiso de oro dorado y veo también
un templo en lo alto donde alaban
y adoran tu santo nombre.
Puedo contemplar una inmensa paz
que mora de manera especial
cuando me miras cautivada de tu amor
te busco en todo, te necesito en todo
y amo tu creación, la naturaleza,
la luna, el sol y tan cristalinas estrellas
tu cielo, tu tierra, la belleza de las aves.
Te canto con frescura de paz
al padre, al hijo y al espíritu santo
tres en uno, divina trinidad,
gracias por la luz que me diste
cuando ya creía que dejaría de existir,
pero ahora vivo con paz solo para ti.
Rosa Maria Reeder
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