Cada que pienso en tí
mi corazón suele cantar
de alegría, pensando que la
verdadera pasión es la de
tu mirar, creyendo que la
luz que desprendes al
contemplar mis ojos
son como dos luciernagas
en la obscuridad, que cuando
brillan iluminan el sendero
del amor, imaginando mil
fantasías, volando entre nubes
como una princesa desde
su torre esperando a su
princípe azul, caballero
valiente, a defender a su amada,
no sucitandose nada más
el cruel desengaño de mi pasión.