Como una ninfa rosada y recóndita
deshojas tus pétalos de luz
al viento de ese universo
ordenado y sereno
allí te veo y allí me veo
a lo alto de esa colina sagrada y suave
donde nadie se pregunta
sobre el sentido de la existencia
y sus misterios
vapor de sombras son mis manos
en tu cuerpo acrisolado en siete fuegos.