La palliri
es una mujer solitaria en los desmontes
madre, esposa o quizá viuda
que emite señales a golpe de cincel
el martillo es su rosario
las piedras su oración
en la última entraña de la puna
La palliri
de trenzas gruesas y pálida sombra
martilla y martilla para encontrar el dorado
templa el aire de esperanzas
víspera de ilusiones es cada segundo
pero en su vieja canasta de mimbre
sigue ardiendo el fuego de la Inquisición
La palliri
dedos callosos y pómulos partidos
siembra semillas, jamás cosecha frutos
y en sus polvorientos atados
la vida tiene otro palpitar
cien gramos de estaño en la balanza
y toneladas de quebrantos en su estómago
La palliri
hija del telúrico temblor
recolectora de minerales en plena desolación
Penélope del altiplano entre cascajos
teje y desteje sueños en su mandil
y en el dobladillo de su pollera
encuentra las cruces de su existir
La palliri
más fuerte que el viento gélido de la pampa
más vulnerable que los dolores del alma
es un grito abrumador en el campamento minero
no fue a la escuela
nunca tuvo un sillón para apoyar su adolorido cuerpo
ni tampoco vino Dios a su encuentro.
* El apelativo de palliri viene de la palabra quechua “pallar” que significa recolectar. La palliri es generalmente una mujer que escoge, a martillazos, el mineral de las rocas.