He viajado en tus párpados,
sentido una maraña de corceles,
he atardecido en duermevela sobre tu pecho,
enmudeciendo en el escorzo de tu alma.
He amanecido en la mordaza serena de tu iris
suspendida en el arrullo sereno de tus labios,
he amado tanto tu insumisa sonrisa escalonada,
que no entiendo cómo me queda tanto amor
para entregarte en derrama.