Divorciada
Uno, dos, uno, dos…
Estira, relaja, contrae,
¡Detén los años!
Las marcas de dolor,
los impotentes gritos,
las venideras soledades.
¡No pares!
Uno, dos, uno, dos…
Tus mallas continúan,
verdes de esperanza,
azules como los ojos de las niñas.
¡Respira despacio!
Pedalea hasta el olvido.
¡Ya pasó!
Él se ha marchado,
con el vientre plano, sin celulitis;
soltera sonrisa y fiebre adolescente.
¡Déjalo ir, solo déjalo, no te paralices!
Uno, dos, uno, dos…
¡Más fuerte, másss fuerteee…!
Uno, dos, uno, dos….
¿No ves? ¡Ya es tu hora!
Allí, el presente sin lágrimas.
¡Alcánzalo…!