Que alegrìa tengo
luego de mi estado delicado de salud,
en el centro de salud
allì encontrè una lindura de mujer,
que resultò ser la doctora
ella me preguntò:
¿dònde te duele?
¿eres alèrgico algùn medicamento?
Yo le respondì con una mirada:
una linda dama como usted
puede contagiarme de ilusiòn,
y ella sonriò y cambio de color.
Hasta mis achaques se me fueron,
solo me recetò una pastilla
para que me controle la presión.
Hoy esos dolores ya no estàn en mi,
pero su hermosura me dejò inspirado.
Quisiera de nuevo otra vez
sentir el suave toque de sus manos
que no se han ido de mi piel.