Hay miradas, caviar, filete y vino,
en platos porcelana sosegados
en manto de placeres congregados
no culpables, feliz, su bien divino.
Llorando las espinas del camino,
en piel del nazareno, bien amados
se enteran hay clamores no mirados,
se enteran, hay miradas, sin destino.
Continente, marchito, piel morena
el hambre en mil espinas da corona
a niños pobres, reyes de la pena.
Mientras ellos, mirada tan tristona,
piden a Dios parar dolor... Condena,
cambiando aquel canal de faz llorona.
Poeta y escritor: Edmundo Vélez Alcívar
Guayaquil - Ecuador
Derechos reservados del autor.
Pd: si por casualidad caen en mis letras, sean tan amables de escuchar la declamación del poema en el link de youtube.