Gerardo Barbera

TEMORES

 

 

 

El perro feliz,

indiferente,

come lo que sea.

El viejo se desploma,

se hunde en el lodo

de su terror,

teme  desaparecer,

a lo desconocido,

la muerte,

a la seguridad objetiva de la muerte;

teme a la oscuridad de la fosa,

a los dos pétalos de algodón

que colocarán en su nariz,

le teme al infinito,

a la lejanía del cielo,

al demonio,

al infierno…,

le teme a Dios.

El perro se cansa de caminar

y  duerme

bajo la sombra.

La tarde muere.