Eras distinta entonces y mi niñez transcurrió
En tus calles de tierra y pasto de suburbios
Corriendo a saltos y gritos sobre los charcos turbios
Y árboles frondosos de un tiempo que partió
Hoy, llena de edificios y avenidas con baches
Pretende la gente romper la voluntad imperante
De políticos insensibles, necios y de mal talante
Con cierres de tus calles e irritantes escraches
Tan sólo en las memorias persistentes han quedado
Tus aromas embriagantes de jazmines y azahares
Y las dulces serenatas con que el amor paliaba pesares
En madrugadas tibias de músicos trasnochados
Me traes nostalgias y un dejo de resignación
Pero si en agosto te visito y contemplo tus lapachos
De alegría y color como un tonto me emborracho
Y te grito con ternura: ¡Cuánto te amo, mi Asunción!
ELEPE, AGOSTO DE 2.016, 10:25 A.M.